Las sorpresas pasan por delante, llegan sin avisar. No siempre las verás. Dejarás pasar a la mayoría sin reconocerlas. Pero un día atraparás una. Nunca sabrás si fue la mejor, pero al pasar el tiempo si comprobarás qué podía haber habido otras oportunidades, pero que ninguna te hubiera hecho tan feliz, que en ningún tren de los que dejaste pasar hubieras llegado tan lejos, que en ningún tren hubieras contemplado paisajes tan hermosos desde la ventanilla.
Aquí estamos, comenzando una nueva vida cada mañana, descubriendo que el viaje no ha hecho sino comenzar, porque cada mañana despertando junto a ti tengo veinte años, los veinte años que teníamos al besarnos por primera vez.
Ahora es un ahora eterno, un ahora del que nos balanceamos cuál columpio que nos lleva al cielo de nuestros labios. Ahora siguen empezando los nuevos sueños que llegan a nosotros como llega la arena mecida por el mar a la playa, para sedimentar sobre los sueños ya cumplidos.
Ahora solo me apetece volver a pasear por las calles más escondidas de Madrid, con el corazón lleno de ilusiones, con los zapatos vacíos de polvo y barro, con la mirada ávida y limpia de un niño, con una mano entre tus dedos y la otra sujetando la esperanza de seguir bailando cada día al son de la música de tu alma.
Entre aquel ahora de los primeros besos y éste ahora de los meandros, hubo muchos antes. Y antes de este ahora debimos surgir de la nada. Construir un mundo, desde el dolor, desde el vacío. Un tiempo vivido veloz, a veces huyendo hacia delante, a veces caminando por el filo del acantilado asomados al abismo. Que nadie nos diga jamás que fue fácil, que nadie nos diga que la vida nos sonríe. Eres tú la que me sonríe. Soy yo el que te sonríe. Tras llorar muchas veces. Tras dejarnos la salud en este camino.
Por eso, ahora, en este ahora que cualquier día será el último, solo quiero llamarte por teléfono y pregúntate a qué hora quedamos en el metro de Bilbao para pasear por las calles más escondidas donde podré besarte sin pensar en nada que no sea la vida llena de la brisa que acuna mi corazón y tu alma en un solo canto final.
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