Para entender a tus padres has de serlo tú también. Para valorar su esfuerzo. Para comprender sus anhelos, sus miedos, sus ilusiones Yo lo supe una mañana de otoño de hace dieciocho años. Ese día supe que no conocía el amor. Y descubrí también el miedo más verdadero. Y tú, vuelas, vuelas, vuelas Tú, que acabaste con mi pretérita vida. Tú, que me hiciste nacer de nuevo contigo en mis brazos. Tú, que dominaste al fin al indómito, al egoísta, al salvaje, al hedonista. Vuelas, vuelas , vuelas Tú , que buscabas mis brazos en las tormentas. Que dabas sentido a mi nombre cuando me llamabas. Que me has enseñado lo efímero de la felicidad, lo frágil que es la dicha Tú, que me conoces como nadie lo ha hecho jamás. Que eres la maestra y yo el alumno Vuelas, vuelas, vuelas y se abre ante ti la vida en una nueva dimensión. Envidio lo que te espera. Ya lo viví. Pero está tan lejano que a veces parece no haber existido jamás. Ya hace tiempo que no influimos en tus decisiones. Ten criterio para to