Un día no es la frontera. La frontera no está en la noche. Y ni este día ni esta noche son esa frontera. Solo viajamos en una gran piedra que rota sobre una gran bola de helio. Hoy es hoy como puedo serlo, y lo será, mañana. Yo, en el mismo año, en el mismo mes, bajé al infierno y subí a los cielos. Perdí a quien me dio la vida, y me encontré con quien me la devolvió. Qué culpa tenía el pobre calendario La misma poca culpa que tiene éste de hogaño. Solo tenemos dos años determinantes. Uno ya pasó. El otro aún nos espera. Mientras llega ese definitivo dígito, no te lamentes por las cartas que te han tocado en el reparto y juega la mejor partida que seas capaz. Nunca me gustaron en especial estos cambios de año. No quiero que pase la vida. Y cada uno que pasa, más me acerco al gran abismo. Me aferro a la vida y a los años que no quiero que se vayan. Alguien dijo que fuera en enero, como podía haber dicho en mayo. Hoy es hoy. Mañana solo otro día. Nada cambiará. Ni se irán los malo