Hay tres palabras que leídas seguidas convierten mis ojos en lágrimas Tres palabras que escuchadas una detrás de otra convierten mi corazón en una bandada de golondrinas Federico García Lorca Y si Federico es nombrado de manera repetitiva por los actores y actrices de La Joven Compañía en la escena final, el tiempo se detiene en un éxtasis indescriptible, en el que no quieres que todo acabe aunque ya lo intuyes, no quieres que la luz se encienda y el universo descubra que tus ojos están arrasados. Esta noche hemos asistido a esta monumental puesta en escena. Hemos seguido sembrando semillas de cultura y teatro en sus corazones , de libertad, de tolerancia, de amor. Germinará, sé que germinará tarde o temprano. Ese es nuestro legado, nuestra herencia. Cada vez que me acerco a Lorca, me invade una inmensa rabia y frustración, por la vida que segaron , y por el legado cultural que se perdió en una cuneta de Granada. En la obra de hoy, nos han vuelto a poner ante el espejo de nuest