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Mostrando entradas de noviembre, 2020

Solo en la carretera

 Se quedó solo en aquella carretera. Sólo con los recuerdos de media vida junto a ella. Sólo con el olor de su ropa, sólo con el estruendo de su silencio, con su cuerpo inerte junto a él.  Ya nadie iría a buscarle a los bares para que dejara de beber; ya nadie lloraría en silencio su pena, nadie se moriría de dolor para no abandonarle; ya nadie escondería su infierno a sus hijos. Sólo le quedó una huida hacia adelante, incapaz de vivir sin ella. Ya nadie fue a buscarle a los bares. No valoró, y quizá nunca lo supo, el dolor , el daño que a su alrededor causaba. A sus hijos les hubiera bastado con llegar a casa cada día y encontrarle allí, sonriente, quizá viendo la tele, quizá haciendo una tortilla de patatas, quizá mirando por la ventana, recordando su vida con ella, o recomponiendo los pedazos de su corazón para seguir viviendo. Pero buscó la muerte consumiendo su tiempo a la par que su cuerpo. Y al fin, la muerte acudió a su llamada, adelantando su llegada, para que compartiera junt

La sonrisa

 Mi madre fue niña, una niña a la que se le cayó un diente de leche el mismo día que montó en un tiovivo mientras no dejaba de reír.  Casi nunca dejó de reír.  Adoptaba todo tipo de animales. Mi abuelo era cazador, y de vez en cuando le traía alguna liebre viva, o alguna torcaz. Cualquier animal. Ella lo ahijaba.  Yo la recuerdo dando de comer a los gatos por la calle, recogiendo animales abandonados. Fue una niña de las llamadas “bien” Mimada por sus padres, por su hermano, por sus primos.  Hay vidas que empiezan en la miseria y acaban siendo brillantes. Otras , en cambio, comienzan en el Olimpo y terminan en un estercolero emocional. Un día me interpuse en su carrera hacia la eternidad desde nuestro decimosegundo piso. Nunca he pegado a nadie con tanta rabia, frustación , pena.  Mi madre tenía la risa de un cascabel en un tiovivo.  No recuerdo ya su risa. Ni su voz. Y las tuvo. Pero las fue perdiendo poco a poco.  Quizá por eso yo sigo riendo cada día. Para que nadie olvide mi risa.