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Mostrando entradas de 2023

Nochevieja 23

Hubo un tiempo en que arrancaba las hojas del almanaque. Con desesperación. Con furia. Eran días de huidas hacia adelante. Las habitaciones eran de paredes negras, las sábanas ásperas y pegajosas. El suelo frágil como papel de fumar se desmoronaba bajo nuestros pies. Las profecías de los galos se cumplían y el cielo se desplomaba.  Hubo un tiempo. Mas el tiempo pasa. Fluye. El tiempo vuela. Como volaban mis sueños, como volaba mi imaginación. Mi cuerpo. Mis anhelos. Volaban libres hacia el porvenir a lomos de las hojas de calendario que se hundían a plomo en su vaivén de caída hacia el suelo.   Así llegó el tiempo en que descubrí que la vida es un paréntesis. Unos corchetes. Y los corchetes suenan a corchea. Toda la vida suena. Porque la vida es música. Es deleite. La vida es deleite. Placer. Vivir es sensualidad. Y sentimiento. A horcajadas de las hojas del calendario. Yo, que huía, dejé de correr. Contemplé el mundo. Las cosas. Miré a las personas. Me bañé en los ríos. Me atravesaron

Nochebuena 23

 Somos lo que fuimos. Lo que nos arrasó el corazón. Lo que anidó en la memoria. Somos un abrazo. Una risa. Una canción. Un portazo. Una voz. Una discusión. Somos un olvido, una pena y un adiós. Y este viaje que un día comenzó sin saber hasta donde nos llevará el camino que se bifurca infinitamente Y somos también lo que nunca seremos, lo soñado y no conseguido. Lo que pudo ser y no fue. El esfuerzo dedicado a no alcanzar la meta. Lo aprendido en el error, en el desamor, en la pena, en la pérdida. Somos lo que no tenemos, lo que se fue, somos la ausencia que nos recuerda a quien un día nos amó.  Somos tanto. Somos, hasta que dejemos de ser. Somos, sentimos, amamos, lloramos, abrazamos, besamos, olvidamos, vivimos.  Somos.  Somos tú y yo. Somos. Tú. Yo.  Feliz Navidad / Eguberri on / Bon nadal / Bo nadal

La fuga

La fuga He decidido marcharme de una manera definitiva. Me es imposible seguir viviendo este infierno. Parecerá un accidente, no quiero que nadie se culpe de mi decisión. Podría esperar aun un tiempo más, para disfrutar del futuro de mis hijos, verles terminar la carrera, verles vivir su propia vida, plena de felicidad y de sueños cumplidos. Podría. Y sé que en realidad no puedo esperar más. Les miro y ya sé que están preparados para seguir solos. Sé, juro que lo sé, que les voy a robar su juventud, que les voy a poner frente a la dureza de la vida, de esta vida que vivo yo ahora en soledad. Sé que les dejaré solos junto a su padre, al que tendrán que buscar allí donde yo le busco a diario, donde ya no puedo seguir buscándole. Tendrán que cuidar de él, protegerle, mantenerle a flote, porque yo he decidido rendirme. Sé que me buscarán eternamente durante la noche de la vida, que oirán mi voz hasta que la necesidad de sobrevivir la borre de su memoria. Sé que olerán mi ropa al sacarla de

Volar

Eres un ave que estira sus alas por primera vez, ensayando largos vuelos que pronto realizarás. Aún insegura, vuelves tu mirada hacia mí para comprobar que vuelo a tu vera protegiendo tu inexperiencia. Cuando te marches para cruzar marismas, mares , océanos, buscando tu lugar, creerás que ya no vuelo a tu lado. Pensarás que no estoy bajo tu vuelo para recogerte en mis brazos cuando caigas, y no sabrás que son mis brazos los que te cobijan. No sabrás que mis labios siempre estarán preparados para enjugar tus lágrimas. Pensarás que nos son mis brazos, que no son mis labios, que no son mis ojos. Pero serán siempre mis brazos, mis labios, mis ojos, los que te protejan, los que te besen, los que te admiren. Aunque pienses que ya no vuelo junto a ti.

Jugar

Nunca dejé de ser un niño. Aquel niño que se pasaba las horas en la calle, jugando con los amigos. Primero en el parque, en la arena, jugando a las carreras de chapas. Al rescate, Al escondite. Aquel niño que se pasaba las tardes jugando en la cancha del barrio al fútbol. Nunca le abandoné. Seguí jugando. Sobre todo al futbol. En la regional madrileña. También en la Facultad de veterinaria. La vida la entendí como un juego. Y la entiendo así a día de hoy. Nunca me gustaron los dramatismos , impostados o no. Nunca me gustó la (fingida e impuesta ) seriedad. Nunca me gustó que me dijeran que ya tocaba dejar de ser un niño. Que ya tocaba dejar de jugar. Nunca me gustó que me dijeran que había que dejar de reír, dejar de correr, dejar de saltar, dejar de mancharme las manos en la tierra, dejar de romper las rodilleras en el parque. Sigo tomándome la vida como un juego. Sigo relativizándolo todo. Sigo surfeando las olas del dolor con una sonrisa en la mirada. Los nudos de las corbatas me ah

Miedo

Tengo miedo Miedo de quedarme sólo. Miedo de ir, y dejarte sóla. Miedo de no parar el tiempo. Tengo miedo del reloj que no se detiene. Miedo de marcharme Miedo de que te vayas. Miedo de ni estar ni de tenerte.

El olvido

Suavemente rozó sus dedos con los de él. Como cada tarde, entrelazaron sus manos paseando por el parque. Caminaban muy despacio, sintiendo que tenían toda la vida por delante. No hablaban, ella ya no lo necesitaba, él no sabía que decirle a la mujer que le acompañaba en cada paseo. Sentados en un banco, ella miraba esos ojos que se perdían en el horizonte tratando de entender ese mundo que le rodeaba. Le mesaba los cabellos, escasos, blancos, con el mismo primor que desde su primera cita. Él volvía la cabeza hacia ella, y le sonreía agradecido Cuando refrescaba ya tarde, ella le ayudaba a levantarse camino de la cena. De vuelta a la habitación, él le repetía a diario la misma frase : "Yo sé que la he querido mucho, pero no recuerdo quien es usted" ( la última frase se la he tomado prestada a José Hierro, sin su permiso. )

Vives en mí

Aún vives en mí. Aprendí a vivir sin ti, pero no a saber que ya no vives. ¿ Quien enseña a un chaval de veinte años a hacerlo? ¿Dónde se aprende? Fui joven y dejé de serlo. De un día para otro. Y vuelvo permanentemente a buscar a ese joven que perdí en una llamada de teléfono. En realidad, siempre me he sentido cómodo en esta disyuntiva. Pero no me hace bien. Quiero quedarme con tu recuerdo y dejar ir tu cuerpo muerto. Un joven se quedó aferrado a esa madre muerta, y al día siguiente amaneció un hombre sólo. He de unirlos. He de decirle a mi mente, a mi cuerpo, que nunca volveré a verte. Ni a oirte. Ni a olerte. Ni a tocarte. Porque estás muerta. Y esa no es mi muerte. Aquí queda tu amor, mi amor, en mi corazón. Tu vida se paró. No viviré por ti. Ni para ti. Viviré porque nací de ti y no desperdiciaré ese regalo jamás. No me reencontraré nunca contigo, ni con nadie. Sólo el amor me salvará de morir en vida.

Ocurrió

No sabría decir qué me gustó de ella. Sería tanto como decir que no sabría decir lo contrario.  Lo que ocurría es que me levantaba deseando encontrarme con ella y me acostaba lamentando no haber sido capaz de acercarme a su vera.  Lo que ocurría es que me desgarraba el alma imaginar que alguien le robaría mis besos, alguien usurparia mis caricias. Lo que ocurría es que la veía pasar junto a mí y mi mirada se perdía en los confines del universo por miedo a que sus ojos descubrieran mi turbación.  Lo que ocurrió es que un día me sonrió y me aferré a esa sonrisa como un náufrago a la última tabla de su barca . Un día me sonrió y volé tras la estela de su risa hasta el umbral de su boca para que esa risa se confundiera con mis besos. Lo que ocurrió es que junto a ella el otoño fue siempre primavera

Rocío 53

 Llovería. Probablemente llovía. Como no iba a llover en otoño en Getxo. Qué hermosa es la lluvia cuando la observamos felices. Qué tranpantojo de días grises cuando nos inunda la alegría. Todo se hizo verdad aquel día entre valles y montes tan verdes como la esperanza.A orillas del mar que acunó tus primeros sueños, y que sigue acunando los demás sueños que hemos ido persiguiendo, que seguirá acunando nuestras certezas presentes.  Un día naciste. No siempre se nace de la misma manera. No siempre se llega a los destinos del mismo modo. Pero se llega. Y se está. Y se principia a construir un sentido a la vida. Y se viaja. Y se sigue llegando a nuevos sitios. Un camino te lleva a otro distinto. Un cruce. Una encrucijada. Uno tras otro. Y en uno de ellos , estaba yo. Que venía de mis miles de cruces, de mis miles de encrucijadas. Y en uno de ellos , estabas tú. Un día naciste. Era 23. Era octubre. Junto a una ciudad que se convirtió en la metáfora de ti y de mi. Ahora que has nacido, te d

Paula 20

 La vida está en todas partes. Muchas veces escondida bajo las capas de nuestro dolor, camuflada entre las ramas de nuestros miedos. La vida no vendrá a buscarte, has de salir tú a su encuentro.  La tuya comenzó un día en que esta gigantesca roca pasaba por el mismo lugar que ahora mismo en su órbita alrededor del Sol. La tuya empezó por todas las mariposas que aletearon durante siglos entre las flores del mundo. Puedes pensar que es un regalo de tu madre y de tu padre, que se amaron como se aman las personas que no buscan rendimientos en el querer, sino que encuentran amor debajo del amor. Pero también debes pensar que tu vida es tu presente, el que te debes entregar a ti misma día a día.  Tu madre y tu padre pueden afirmar que la vida es vida desde que naciste tú. Que sus azarosas existencias confluyeron por fin un día en una pequeña niña que compartiría con ellos sus días más felices. Pueden afirmar que todo mereció la pena, pero que ese día no fue el final del trayecto, sino la con

Veintiunos de octubre

Hace 6939 días que dejé de ser uno para comenzar a ser otro muy distinto. 34 años sin saber lo que se podía llegar a amar; 19 años sabiendo lo que se puede llegar a sentir por otra persona. Millones de latidos de dos corazones que bombean sentimientos parejos. 988 semanas que han sido las más hermosas de mi vida, y que representan toda la tuya. Me pregunto cómo pude ser capaz de vivir sin ti en mi vida. Me respondo que tú le das sentido cada día. La vida. La tuya. La mía. La nuestra. Esta vida a la que un día llegamos, a la que un día llegué, a la que tu llegaste aquel otro 21 de octubre, para poner todas mis penas patas arriba, para iluminar cualquier triste otoño, para mirarme y derretir mi gélido corazón. Un día llegaste y comenzó el mundo a existir. Un día llegaste y ya no me quise ir nunca más de tu lado. Aún ahora que viajas por tu propio camino, no me separo de ti. Soy tu compañía invisible. Pongo colchones en tus caídas; soplo , cual Eolo, a tu espalda para que el vuelo sea sie

El viaje

 Tan cerca estaba ya de su destino, que podía ver la zona que marcaba la frontera, tan cerca ya que podía escuchar las voces de los funcionarios que allí le franquearían el paso al lugar al que anhelaba llegar desde hacía demasiado tiempo ya. Y fue en ese momento cuando el miedo le atenazó. Había sido tanta la ilusión por abandonar su situación anterior que no había reparado en las consecuencias de atravesar esa frontera. Había sido tanta la desesperación, que no pensó en ningún momento que ese nuevo lugar quizá fuera aun más inhóspito que aquel al que ahora se dirigía.  Así se quedó unos instantes, que quizá fueran días, o quizá fueran años. Así se quedó en ese limbo, entre el pasado conocido y el futuro incierto. Así, sin saber si terminar de avanzar hacia la barrera que se abriría a su paso, o deshacer el camino que llevaba tanto tiempo recorriendo.  Veía esa línea divisoria como el marino avista el puerto al que ha de llegar. Y se sentía como un Ulises que no se atreviera a fondear

Soñando

No esperes de mí que sea un héroe; en realidad, soy más bien frágil. Mi vida está llena de miedos, de sombras, de dolor. No esperes de mí que sea fuerte; me escondo en mi fragilidad. Pero estás tú para cuidar de este niño en el cuerpo de un hombre, para recoger los pedazos rotos de mi fragilidad, y volver a recomponer mi entereza impostada. Estas tú, para que me mire en tu espejo, y me vista con el traje del optimismo y la alegría que esconderá mi debilidad, mi fragilidad. Es de noche. En la cama, tú duermes. Yo no. Y me asalta el deseo de despertarte con mis labios que se convierten en besos para tu cuerpo. El ritmo de mis lágrimas se acompasan al de tu respiración mientras llego a la conclusión de que no tengo vida suficiente para reparar todo el dolor que te provoqué, para devolverte todo el amor que me regalaste,convencido de que tú eres la razón de que este viaje sea maravilloso. Duermes a mi lado. Y mis manos se detienen a un centímetro de tu cuerpo, decidiendo si se estremecen

Ahora. Aquí

Las sorpresas pasan por delante, llegan sin avisar. No siempre las verás. Dejarás pasar a la mayoría sin reconocerlas. Pero un día atraparás una. Nunca sabrás si fue la mejor, pero al pasar el tiempo si comprobarás qué podía haber habido otras oportunidades, pero que ninguna te hubiera hecho tan feliz, que en ningún tren de los que dejaste pasar hubieras llegado tan lejos, que en ningún tren hubieras contemplado paisajes tan hermosos desde la ventanilla.  Aquí estamos, comenzando una nueva vida cada mañana, descubriendo que el viaje no ha hecho sino comenzar, porque cada mañana despertando junto a ti tengo veinte años, los veinte años que teníamos al besarnos por primera vez.  Ahora es un ahora eterno, un ahora del que nos balanceamos cuál columpio que nos lleva al cielo de nuestros labios. Ahora siguen empezando los nuevos sueños que llegan a nosotros como llega la arena mecida por el mar a la playa, para sedimentar sobre los sueños ya cumplidos.  Ahora solo me apetece volver a pasear

Cuando la noche es eterna

 Repentinamente, en medio de la noche, los ojos se te abren como impulsados por un resorte. No sabes que te ha despertado así. Todo empieza a ocurrir muy deprisa. La respiración se acelera. Los pensamientos, conscientes e inconscientes se agolpan en tu mente.  No puedes seguir acostado. Necesitas levantarte. Moverte. Angustia, esa es la palabra que lo describe, una inmensa angustia. Tienes la impresión de que ya no va a desaparecer, de que no hay manera de acallar el estruendo. Sientes miedo a todo, miedo a la vida, miedo a la muerte, miedo al pasado y al futuro, miedo a no poder volverte a dormir, miedo a que se perpetúe el miedo.  Necesitas andar, correr, volar. Harías lo que fuera porque termine el tormento. Lo que fuera. Y lo piensas. Quieres llorar. No sabes como reaccionar. Las otras veces encontraste su consuelo, como tantas veces en la vida en otras situaciones. Te abrazaste a ella, pero solo unos segundos porque enseguida necesitabas volver a moverte, recorriendo la habitación

Nosotros y nuestro tiempo

 Itziar, mi psicóloga, de vez en cuando me propone hacer terapia utilizando las matrioskas, esas muñecas rusas de distinto tamaño que se guardan una dentro de la otra. Cada matrioska representa a los distintos individuos que hemos sido en cada etapa de la vida. Estos días estoy pensando mucho en aquel Iñaki que transitaba de la tardoadolescencia a la juventud, ese Iñaki que despertaba al mundo en la Facultad de Veterinaria. Pienso en que la vida no era tan mala entonces, aunque sé que es mi mente la que me hace sentir así, porque solo me recuerda lo hermoso de aquellos días, solo las rosas y no sus espinas.  En gran medida deseo volver a esa época, alejada de responsabilidades. Y otra vez la farsa. Porque teníamos, mi hermana y yo, las responsabilidades que no debíamos tener. Pero mi mente me dice que teníamos todo el tiempo del mundo, que solo era necesario despertar cada día para ser felices, que la vida era placentera, y que todo nos era dado por añadidura. Mi cerebro me dice ojalá

Al futuro

 Yo ya no lo veré cuando ocurra. Ya no estaré aquí. Ni en ningún sitio. Pero tú lo vivirás. Como yo he vivido cosas que no vivieron mis ancestros.  Y no he vivido cosas que ellos vivieron. Ni tú lo harás con las vivencias que yo he tenido.  Tú me recordarás, pero los siguientes "tus" ya no lo harán. Cada uno, en su tiempo. Cada uno, en su vida. Ya no me atormenta no poder vivir lo que tú sí vivirás.  Vivo mi época.  Me preocupa, empero, que tú no puedas vivir ya nada, porque ya nada exista. 

Nada

 Decidió visitar, un tórrido día de agosto , el que fue su barrio de infancia y juventud. Acudió para recordar aquellos parques en los que aprendió a jugar, aquellos bancos donde besó por primera vez. Iba con la intención de recuperar olores, colores, sabores, sensaciones. Las tiendas, los bares, la farmacia, los columpios, la cancha multiusos.  Así, observó desde la calle las ventanas de las dos casas que habitó en aquel barrio. De una de las casas sintió salir a su madre una mañana para no volverla a ver jamás. De la otra, sacaron entre su hermana y él a su padre moribundo para acompañarle en su postrero viaje. Hay un lugar estratégico en el aparcamiento de la calle desde el que se pueden ver las dos casas.  Pero a los barrios les ocurre como a las personas; no todas envejecen igual. Y tuvo la certeza de que no se trataba de una sensación trasmitida por la canícula. No. Al barrio le faltaba vida. Y eso se palpa. Eso vio en la transformación de las tiendas de alimentación y de los bar

TRabajad

Trabajad, malditos, trabajad. Trabajad tanto que no tengáis tiempo para aprender. Que no tengáis ganas de tratar de cambiar. Trabajad malditos. Hasta la extenuación. Consumid vuestro tiempo en la producción. Confiad en una vida mejor más allá de vuestra muerte. Consolaros con ello. Pensad que merecerá la pena. Trabajad sin esperanza. Sin ilusión. Creed que el trabajo dignifica. Creed que el ocio es vergonzoso. Que el placer embrutece. Trabajad malditos. Seguid siendo la pieza de este engranaje. No estudiéis. No leáis. No os forméis. No tratéis de salir del camino. Trabajad malditos. Alguien os lo agradecerá.

Las matrioskas

 Ella me coloca las matrioskas en fila frente a mi. Las muñecas están alineadas de mayor a menor de izquierda a derecha. Representan todos los cuerpos que mi ser ha habitado desde que nací. Ahora debo decidir a cuales de ellos he de viajar. Pero no con la mente, no con mi consciente. Debe viajar mi cuerpo a la búsqueda de sensaciones, no de recuerdos. Mi cuerpo debe volver a ser el de aquel niño. Debo recuperar sus emociones.  Así , llego de nuevo a la que fue la casa de mis padres. Está oscuro. El pasillo es largo aunque no lo era. Escucho a mi cuerpo. Me atraviesa una nausea de arriba a abajo. Tengo miedo, mucho miedo. Soy un niño asustado, que ha aprendido a esconderse, a no esperar nada. Soy un niño que se avergüenza de su padre. Un niño que se hace pequeño en casa, un niño que se hace pequeño en la calle, un niño que se hace pequeño en el colegio.  Allí estoy de nuevo, con ese vacío en el estómago, que hoy me persigue y no sabía por qué. Hasta ahora. Allí estoy, escondiéndome de l

Frio en el parque

Hacía frío en el parque ( de mi barrio, del tuyo, de cualquiera) pero mis manos te desnudaban sin quitarte la ropa. Mis dedos acariciaban tu piel, ardiente a pesar de la gélida noche. Hacía frío, y el vaho de mi aliento inundaba tu cuello como la niebla cubre las marismas al amanecer. Hacía frío y ni tú ni yo lo sentíamos. Hacía calor en el parque ( de tu barrio, del mío , de cualquiera ) y el sudor lubricaba mi cuerpo sobre el tuyo, el tuyo sobre el mío. Hacía calor el primer día que mis labios callaron a los tuyos. Hacía calor un año después, en un hostal de la calle Fuencarral, celebrando la fecha con un menú de hamburguesería introducido a hurtadillas en la habitación. Hacía frío. Hacía calor. Sólo teníamos nuestras manos. Nuestros labios. Nuestros cuerpos. Como hoy. Solo me interesan tus manos. Solo deseo tus labios. Solo me sosiego abrazado a tu cuerpo. Me pueden quitar todo. Pero que no me falten tus manos. Que no me falten tus labios. Que no me falte tu cuerpo. Porque entonces

Carta a unas hijas.

 ¿Donde estaba el manual de instrucciones mientras tomábamos decisiones que no sabíamos que eran decisiones? Cómo íbamos a saber que había otros caminos, si entre la espesura del bosque no se intuían otros senderos. Cómo íbamos a saberlo nosotros que sólo sabíamos correr hacia adelante, tratando de avanzar a cualquier precio, sin atrevernos a mirar atrás, huyendo de nuestras realidades, de nuestros miedos, de nuestros traumas. Huyendo de nuestros vacíos. Cómo íbamos a saber entonces ( lo sabemos ahora ) que aquella huida nos llevaría a vuestras realidades, a vuestros miedos, a vuestros traumas, a vuestros vacíos. No, no había manual de instrucciones. Solo uno de supervivencia escrito día a día, noche a noche, miedo a miedo. Y no, no había miles de opciones que elegir. Solo inmenso deseo de que no sufrierais, de que no tuvierais que recorrer nuestro calvario.  Yo solo quería lo mejor para vosotras. Y hubo que pagar un peaje. Porque ya sabéis que en la vida no hay nada gratis. Y los sueñ

Juntos eternamente

Sentada en el sofá, con la mirada perdida en unos recuerdos que ya no podía recordar, él la observaba sentado frente a ella, esperando descubrir un brillo de lucidez en esos ojos que en otro tiempo eran cascabeles hechizadores. Con la ternura que se dispensa a los recién nacidos le apartaba el cabello de la frente, para acariciarla la mejilla. Tan solo unos meses antes, aún recobraba momentaneamente la razón para preguntarle entre lágrimas qué le estaba pasando, para instantes después gritarle acobardada "¿Quién es usted? ¿Por qué me tiene aquí ? Quiero que me lleve con mi madre" Ésta que ahora dormitaba ajena a su vida en el sofá no era ya la mujer con la que construyó castillos en la arena de la playa soñando con ir a vivir junto a ella a orillas del mar. Ésta ya no era la mujer con la que corrió por praderas llenas de margaritas, dejándose alcanzar para que ella le abrazara por la cintura, le derribara y le amara bajo el canto de jilgueros y la luz del sol de verano. Ésta

moriremos

Tengo miedo a la muerte desde hace mucho tiempo, desde que era un niño. Desde que murió la abuela de un amigo del barrio. Era de noche. Verano. Hacía mucho calor en casa. Dormía con la ventana abierta. Sobre la cama. Entraba una leve brisa desde la calle que movía suavemente la cortina. Pensé en la muerte. En la mía. Quizá por primera vez. O no. Pero es la primera que recuerdo. Así conocí por primera vez ese vacío en el estómago, esa ansiedad, esa dificultad para respirar, esas ganas de dar golpes a la almohada o a la pared. Ese miedo iba y venía. Un día murió mi madre. La vi de cerca. Y ya no se ha ido ningún día de mi lado. En todo este tiempo he podido morir muchas veces. La muerte pasa cerca muchas veces. Sales un poco antes o un poco después de casa, coges el coche, y por esos minutos evitas un accidente, el tuyo, el de tu muerte. Se forma un trombo en tus arterias pero le da tiempo a disolverse antes de llegar a las arteriolas. La vida es frágil. La vida es una historia que siemp

Todo pasará

Todo pasará. Vendrán días luminosos. Y más oscuros vendrán. Vendrán los sueños que soñamos. Y vendrán las pesadillas. Todo pasará. Volverán los besos. Y después los odios. Volverán las golondrinas de la esperanza. Y los cazadores de ilusiones. Vendrán los holas y se irán los adioses. Todo pasará. Se irá la juventud. Pasará la vida. Vendrán tus ojos. Sonreirán. Vendrán tus manos. Y se irán. Todo pasará. Llegará la muerte. Ya nada más pasará

Sin duelo

  No hice duelo. No hicimos duelo. Nadie nos dijo que hubiera que hacerlo. Nadie nos dijo como había que hacerlo. Como coño se aprende a hacer un duelo a los 20 años. Como coño se aprende a vivir a los 20 años. No hicimos duelo. Aun hoy sigo sin hacerlo. Me da miedo volver a perderla. Perder lo último que me queda de ella, lo último que me dejó. He vivido ya más de media vida traumatizado. Aun hoy lloro desconsolado. Como si acabara de entrar a mi casa, y la luz del atardecer me deslumbrara desde el balcón. Como si me acabaran de decir que no volvería a verla. No lo he superado. Nunca lo haré. Como demonios se hace un duelo a los 20 años. Cómo se sale de esa oscuridad. Cómo se vive una vida de nuevo. De cero. Cómo se llega a su edad, vivo, para descubrir todo lo que ella se perdió. Para añorar incluso el futuro. Para saber que sería enormemente feliz con sus nietas. Cómo se hace un duelo cuando tienes 20 años. Los veinte años que ahora tiene tu hija. Y descubres como eras cuando deberí

Un minuto

  Seguro que no sabe ni que existo. Pero ojalá pudiera hablarle al menos un minuto. Ojalá pudiera hacerle saber que vivo para ella. La veo entrar por la puerta de la facultad y su belleza inunda la cafetería, su risa se oye en todo mi universo. Imagino que se vuelve buscando mi mirada.Ay si supiera la de veces que hablo con ella en mis sueños. Ojalá pudiera coincidir con ella en prácticas, o en la parada del autobús un día de huelga. Me lo jugaría todo a una carta , tendría un minuto para ser ingenioso,divertido,sexy. Tendría un minuto para que supiera que existo. Pero torpe de mí,los nervios me vencerían y apenas me daría para balbucear cualquier frase inconexa.. Ojalá pudiera robarle siquiera un hola para que sintiera que puedo abrazarla entre mis brazos mientras ella me acuna en su corazón. Ojalá me diera un minuto con ella, que es lo que me parecerá toda una vida a su lado.

Indiferencia mortal

¿Qué tiempo queda? Quizá diez.Quizá veinte Cuarenta a lo sumo. Ya miro atrás, y el camino es inmenso inabarcable; mas solo puedo mirar no me está permitido volver Sin embargo, ya diviso no tan lejos, el delta del río A mi ausencia seguirá un dolor intenso más tarde un leve recuerdo Después, ya nada A mi ser que soy, que piensa que ríe, que ama, que sueña que llora, que eyacula que come y bebe orina y defeca dentro de unos años le será indiferente haber nacido o no.

Dolor

Cuando el dolor era demoledor Cuando levantarse de la cama una utopía Tus manos acariciaban mi cuerpo Cuando las lágrimas arrasaban mi rostro Cuando la vida se llenó de términos médicos Tus manos acariciaban mi cuerpo Cuando la frustración me invadía Cuando la derrota tenía nombre Tus manos acariciaban mi cuerpo Y ahora, que conocemos su rostro Tus manos se unen a las mías para seguir por el mismo camino.

Tantos cafés tomados

Un café con porras con mis padres antes de ir al partido de la jornada. Un café jugando al ajedrez y a las cartas por la tarde en el barrio. Un café y su palmera de chocolate en la facultad antes de entrar a la primera clase del día. Un café en el Nuncio un sábado de tarde en nuestro paseo de novios. Un café y su bollo de mantequilla en el kiosko que hay frente a la bahía de Lekeitio. Un café de catering en los descansos de los congresos veterinarios Un café y su pintxo de tortilla de vacaciones en Ajo. Un café que me tomé con muchos de vosotros, con muchas de vosotras , y que me dio la felicidad. Un café tranquilo cualquier mañana en mi pueblo. Qué sería la vida sin tantos cafés tomados y tantos aún por tomar.

La memoria del baile

Sonaba la música de baile en la fiesta mientras unas pocas parejas bailaban lentamente en el centro de la pista. Él se mantenía sentado en una silla, mirándola permanentemente, de manera que pareciera que no la miraba de ninguna manera. Alzaba los ojos hacia ella, hasta el momento justo en que ella desviaba su mirada hacia él, y entonces desviaba su vista hacia cualquier punto del horizonte. Ella sonreía , desvelando el secreto de ese juego que se repetía sábado tras sábado. Pero ese día iba a ser distinto. esa tarde de sábado un súbito impulso le levantó de la silla y guió sus pasos hasta el lugar que ella ocupaba en la sala de baile. Tendió su mano derecha hacia ella, y le preguntó muy educadamente si le concedía ese vals; ella aceptó gustosamente , Mientras bailaban él le susurró al oido que era la mujer más hermosa que jamás había conocido y que su corazón se pararía en ese instante si ella rechazaba seguir bailando con él hasta la eternidad Y esa promesa es la que cumplía ella en

La vida ahora

Ella está al acecho cada día. Solo espera un fallo, un descuido, una mala decisión. Hasta ahora no ha podido, pero es cuestión de tiempo que te alcance. Cuestión de tiempo , de azar y de probabilidad. Por eso, cada día es un milagro. Por eso, a mí me basta con ver tu sonrisa cada mañana; a mí me basta con ver tu risa cada tarde; a mí me basta con ver tu sonrisa cada noche. Seamos siempre los niños que quedaban a la puerta del Metro cada tarde de sábado.Seamos los niños que volvían a casa en el buho de Cibeles. Seamos los niños que pasaban el rato tomando un café en los Austrias. Confía en mí. Deshagámonos de lo superfluo. Abandonemos en la orilla lo superficial y dejemos que el agua nos desnude la piel. Dejemos fluir la vida sin artificios, sin equipaje. A mí me basta con reposar mi cabeza en tu regazo, y dejar que mis labios reconozcan la geografía mil veces recorrida. La vida es ahora. Después, la nada. La vida es el milagro. Nada más importa. Abrázate a mi. Seamos siempre los niños

El barrio

  Soy un chico de barrio, de un barrio como otro cualquiera de Madrid. Ésta era nuestra casa, en el último piso. Recuerdo los partidos eternos en la cancha del parque; el escondite, el rescate, el silbido de mi padre para subir a casa. El telefonillo : "¿bajas?" Las partidas a la escoba y al ajedrez en la Keller, los sábados por la tarde, con Javi, Joaquín y Fran. Los primeros amores, siempre tan inocentes como fugaces. Los primeros asaltos a las prohibiciones de nuestros padres que nos hacían sentir tan héroes como villanos. Los veranos , largos siempre, eternos a veces, viendo como unos iban y otros venían de sus vacaciones. "Me bajo a la plaza a sacar a las perras " " No tardes" " No mamá, subo enseguida "Y ella sabía porque huía de casa, y yo cobarde, la dejaba sóla frente a su derrota. Recuerdos de aquellos miedos que nunca se irán del todo de mi corazón. Pero fui un niño, feliz , en mi barrio de Madrid. En mi barrio, Batán, del que un día

Ahora

Ahora que ya no busco tus ojos entre clases, que no te espero a la salida del Metro Ahora que no te beso furtivo en el coche , que no te desnudo bajo la ropa en ningún parque Ahora que no tengo frío al llamarte por teléfono Ahora cuando se acerca la noche es cuando he aprendido a amarte