Llegaba la hora de subirse a casa. Yo paraba el reloj para que las manecillas no dieran la hora. Pero inevitablemente anochecía. Había que entrar al portal. Subir en el ascensor. Abrir las puertas de casa. Y se hacía el milagro. Mi madre había transformado de nuevo la casa en un hogar. Había un mantel rojo en la mesa. Y copas de vino. Y sidra en la nevera. Y langostinos. Y había preparado una carne en salsa. Cenábamos los cuatro solos. Unos años después ya solo cenábamos tres. Yo quería detener las manecillas para que no llegara esa cena. Y cuando estaba llegando ya solo quería darle cuerda al reloj para que pasara lo antes posible.
Más adelante, volvió la magia. Volvió la gente. Volvió la ilusión. Volví a ser un niño. Volví a buscar las luces y las guirnaldas. Volví a cantar. La vida volvió a ser vida. Ya nunca era de noche. Volvieron las sorpresas bajo el árbol.
Yo conocí Navidades alegres y tristes. No salí intacto de ninguna de ellas. Aprendí a ser feliz a pesar de todo. A disfrutar de cada día. De cada noche. De cada verano y de cada invierno. A que nada me derrotara. A que nada me detuviera. Ni siquiera este año, en el que he perdido a tres personas que significaron todo en mi vida, tres personas que eran el ancla que me sujetaba al recuerdo de mis padres, tres personas que en muchos momentos de mi vida lo dieron todo por mí. Hace mucho que decidí que el mejor homenaje a los que no están es vivir con alegría. En este año de balcones, de héroes de bata blanca. En este año de ponernos ante el espejo de nuestra pequeñez e indefensión. En este año de recogimiento. De frustraciones. En este año de reseteo. En este año de rebuscar en nuestro interior quienes somos, a donde queremos ir. No me he rendido. No nos hemos rendido. No lo vamos a hacer. Te vas a venir conmigo y vamos a saborear cada elixir de esto que llaman vivir.
Como soy tan dichoso , escribo esta carta no para pedir ese deseo, sino para gritarle a los cuatro vientos que voy a seguir siendo feliz hasta el infinito. Y si te llega hasta ti, es porque lo he sido contigo, y que deseo seguir caminando junto a ti en algún momento de este hermoso camino.
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