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Esa infancia


¿Cómo se puede medir la felicidad?
Si la vida es suficientemente larga, da tiempo a pasar por distintas épocas, en las que cambian las prioridades y los objetivos.
Era un niño asomado a la ventana de su cuarto mientras soñaba con futuros mejores; imaginaba el futuro, un futuro sin penas ni miserias. Ahora siento que he llegado a ese futuro, y así cambia lo que espero de la vida. En este momento, solo deseo estar todo el tiempo posible con mis hijas, porque este tiempo se acaba, y su fecha de caducidad no está lejana.En breve, no querrán estar conmigo, y no quiero, llegado ese momento, tener que lamentar el no haberlo hecho cuando ellas me lo demandaban.
Sé que renuncio a muchos objetivos personales, pero qué son al lado de la voz de Paula llamándome porque tiene miedo por la noche; qué son frente al abrazo de Candela cuando quiere pedirme algo.
Ahora que he cumplido mis sueños, ahora, alcanzada Ítaca, es el momento de construir una infancia maravillosa, a la que puedan regresar cuando su vida adulta les resulte adversa. Porque ahí siento que reside mi triunfo: ante todas las penas que han llenado mi corazón de cicatrices, ante todo el dolor que ha surcado mi cara de arrugas, mi alma ha sobrevivido viendo la vida con los ojos de un niño; he entendido la vida como un juego en el que tratar de pasarlo lo mejor posible. Al fin y al cabo, ¿qué más nos queda? Hoy ya no es ayer, y mañana no sé si nos alcanzará. Hoy puedo acariciarlas, hoy soy capaz de cogerlas de la mano para pasear por las calles llenas de luz, hoy me miran cual héroe que todo lo puede. Hoy nada me importa más que entregarles todo mi ser, que ayudarlas a ser unas mujeres formadas, cultas, libres, independientes, seguras de su vida.
Mañana tocará otra cosa, habrá que aprender a vivir de nuevo solos en pareja, y disfrutaremos de nuevo de nuestro silencio dual. Y tendré que ser capaz de vivir con ese dolor del nido vacío, reinventando el amor.
Pero eso no es hoy.
Solo deseo , que en una futura Navidad, hablando entre ellas se digan: ¿ Te acuerdas cuando papá y mamá nos llevaron a ver el concierto de Violetta?
Y sean inmensamente felices recordando esa infancia.

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