Conocí el amor una tibia mañana de octubre.
Desde ese mismo momento sabía que ese amor me abandonaría.
Sabía que llegaría el día en que mis desvelos no saciarían tus ansias de volar.
En este tiempo, he colmado tu cuerpo de besos, de caricias tu piel blanca.
He paseado junto a ti , cogidos de la mano, todos los senderos de la pasión.
He mesado tus cabellos con mis temblorosas manos, aferrando cada uno de tus cabellos como si fueran los hilos de Ariadna.
Te abrí mi cuerpo de par en par, mostrando mi pecho indefenso, expuesto a recibir la herida que inevitable llegaría.
Ahora, intuyo ya el abandono.
Habrá otros hombres en tu vida. Pero yo seré siempre el primero que te amó; yo, solo yo, seré el primero que te besó; yo, solo yo, seré el primero que acarició tu cuerpo; yo, solo yo, seré el primero que te vio llorar; yo , solo yo, seré el primero que lloró de amor por ti.
Y me abandonas. Me estás abandonando, sin saberlo tú. Y aún sabiéndolo yo desde aquella tibia mañana de octubre, no me consuela pensar que lo sabía, no me consuela pensar que así deben ser las cosas.
Me estás abandonando, y nada me consuela.
Desde ese mismo momento sabía que ese amor me abandonaría.
Sabía que llegaría el día en que mis desvelos no saciarían tus ansias de volar.
En este tiempo, he colmado tu cuerpo de besos, de caricias tu piel blanca.
He paseado junto a ti , cogidos de la mano, todos los senderos de la pasión.
He mesado tus cabellos con mis temblorosas manos, aferrando cada uno de tus cabellos como si fueran los hilos de Ariadna.
Te abrí mi cuerpo de par en par, mostrando mi pecho indefenso, expuesto a recibir la herida que inevitable llegaría.
Ahora, intuyo ya el abandono.
Habrá otros hombres en tu vida. Pero yo seré siempre el primero que te amó; yo, solo yo, seré el primero que te besó; yo, solo yo, seré el primero que acarició tu cuerpo; yo, solo yo, seré el primero que te vio llorar; yo , solo yo, seré el primero que lloró de amor por ti.
Y me abandonas. Me estás abandonando, sin saberlo tú. Y aún sabiéndolo yo desde aquella tibia mañana de octubre, no me consuela pensar que lo sabía, no me consuela pensar que así deben ser las cosas.
Me estás abandonando, y nada me consuela.
Comentarios
Publicar un comentario