Me gustaria poder vivir varias vidas. Pero solo tengo y tendré una , por lo que he de vivir varias veces en esta única vida.
Admiro a mis compañeros veterinarios que dedican todo su tiempo y energía a nuestra profesión y a sus clínicas y hospitales. Trabajan horas y horas para después seguir estudiando y preparando cursos y conferencias. No quiere decir que yo no lo haga.
Pero necesito hacer más cosas , dedicarme a otras facetas. Ya sé que quien mucho abarca... y que aprendiz de mucho maestro de nada .
Desde muy joven he alternado muchas actividades: estudios , fútbol, política...
Ahora mi profesión, la familia ,la Política, teatro, poesia ....
La política siempre ha estado ahí latente, pero llevamos un año especialmente intenso que nos ha permitido a los militantes un protagonismo que nunca habíamos tenido. Los cambios surgidos en el partido nos dan esta opción. Ahora me siento muy útil e importante para lo que siento que es la politica: una lucha por cambiar la realidad de los más débiles, en la Sociedad y en el Partido. Sinceramente , mi mejor recompensa no es un sueldo político, sino sentirme importante y que se acuerden de uno para participar en grupos de trabajo que hagan de nuestro Partido una herramienta útil para los ciudadanos.
La vida me gusta intensa , agotadora , trepidante. Todos los días. Toda la vida.
Decidió visitar, un tórrido día de agosto , el que fue su barrio de infancia y juventud. Acudió para recordar aquellos parques en los que aprendió a jugar, aquellos bancos donde besó por primera vez. Iba con la intención de recuperar olores, colores, sabores, sensaciones. Las tiendas, los bares, la farmacia, los columpios, la cancha multiusos. Así, observó desde la calle las ventanas de las dos casas que habitó en aquel barrio. De una de las casas sintió salir a su madre una mañana para no volverla a ver jamás. De la otra, sacaron entre su hermana y él a su padre moribundo para acompañarle en su postrero viaje. Hay un lugar estratégico en el aparcamiento de la calle desde el que se pueden ver las dos casas. Pero a los barrios les ocurre como a las personas; no todas envejecen igual. Y tuvo la certeza de que no se trataba de una sensación trasmitida por la canícula. No. Al barrio le faltaba vida. Y eso se palpa. Eso vio en la transformación de las tiendas de alimentación y de los bar
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