Ir al contenido principal

Republicanismo


Desde mi juventud he tenido un sueño político: el advenimiento de la República en España. Mucho se habla estos días sobre si ser socialista debe implicar ser republicano, y sobre la necesidad de anteponer las razones de Estado al estado de la razón.
Es cierto que en el momento de su fundación, el PSOE era un partido accidentalista, es decir, le daba igual la forma de Gobierno; lo que ellos buscaban era la defensa de los trabajadores y del proletariado. Pero eran otros tiempos, y hoy aquellos hombres serían calificados de antisistema, de radicales como hoy califican a la izquierda de este país desde las propias filas socialistas. Y aun no siendo un partido de esencia republicana, defendió la República desde la trinchera, llenando las tapias y las cunetas de militantes y cargos socialistas.
Todos y cada uno de ellos, y ellas, murieron defendiendo una idea, y todos, con la ilusión de que alguien  retomaría su impulso para seguir luchando contra los privilegios de las clases dominantes. Eran otros tiempos, otras luchas, pero mi pensamiento está con ellos, y con la manera en que se mancilla su memoria defendiendo a la Corona en aras de una supuesta estabilidad . ¿ Alguien puede pensar que por el hecho de celebrar una consulta, y en su caso, instaurar una República, van a aparecer por doquier nuevos Queipos de Llano, Molas, Fanjules y Francos?

Lo que de verdad da inestabilidad a un país es el hambre, la miseria, la corrupción, el fango, el abandono de los ciudadanos, la mercantilización de la sanidad y la educación.

Ayer me preguntaba mi hija , de 10 años, por qué no me gusta la Monarquía. Le conté que una niña de su misma edad más o menos, va a tener una asignación anual de más de 100000 € por el hecho de haber nacido en Zarzuela, mientras miles de niños están bajo el umbral de la pobreza, y cientos se desmayan en las clases. Ya sé que una República no soluciona eso, sino el Gobierno de turno; pero soy socialista porque creo en la igualdad entre personas, nazcan donde nazcan, con igualdad de oportunidades, y no puedo consentir estos privilegios dinásticos. ¿ No es sensato en este momento? Entonces , ¿ cuando lo será? Mi pensamiento se revuelve ante estos privilegios, ante esta usurpación de la decisión verdaderamente soberana que radica en el pueblo.
Cuando le conté eso a mi hija, me contestó que sería porque su padre lo ganaba con su trabajo; le dije que el sueldo de los reyes sale de nuestros impuestos . " ¿ Entonces nos lo quitan a nosotros ? Voy a meter mis ahorros en el banco para que no me los quiten ." No hija, no nos lo quitan ; lo que ocurre es que en vez de dedicar todo el dinero de nuestros impuestos a dar servicios y prestaciones a todos los ciudadanos y ciudadanas, una parte se la dan a la Familia Real para que vivan a cuerpo de rey.
" Es injusto papá "

Comentarios

Entradas populares de este blog

Nada

 Decidió visitar, un tórrido día de agosto , el que fue su barrio de infancia y juventud. Acudió para recordar aquellos parques en los que aprendió a jugar, aquellos bancos donde besó por primera vez. Iba con la intención de recuperar olores, colores, sabores, sensaciones. Las tiendas, los bares, la farmacia, los columpios, la cancha multiusos.  Así, observó desde la calle las ventanas de las dos casas que habitó en aquel barrio. De una de las casas sintió salir a su madre una mañana para no volverla a ver jamás. De la otra, sacaron entre su hermana y él a su padre moribundo para acompañarle en su postrero viaje. Hay un lugar estratégico en el aparcamiento de la calle desde el que se pueden ver las dos casas.  Pero a los barrios les ocurre como a las personas; no todas envejecen igual. Y tuvo la certeza de que no se trataba de una sensación trasmitida por la canícula. No. Al barrio le faltaba vida. Y eso se palpa. Eso vio en la transformación de las tiendas de alimentación y de los bar

Al futuro

 Yo ya no lo veré cuando ocurra. Ya no estaré aquí. Ni en ningún sitio. Pero tú lo vivirás. Como yo he vivido cosas que no vivieron mis ancestros.  Y no he vivido cosas que ellos vivieron. Ni tú lo harás con las vivencias que yo he tenido.  Tú me recordarás, pero los siguientes "tus" ya no lo harán. Cada uno, en su tiempo. Cada uno, en su vida. Ya no me atormenta no poder vivir lo que tú sí vivirás.  Vivo mi época.  Me preocupa, empero, que tú no puedas vivir ya nada, porque ya nada exista. 

Nosotros y nuestro tiempo

 Itziar, mi psicóloga, de vez en cuando me propone hacer terapia utilizando las matrioskas, esas muñecas rusas de distinto tamaño que se guardan una dentro de la otra. Cada matrioska representa a los distintos individuos que hemos sido en cada etapa de la vida. Estos días estoy pensando mucho en aquel Iñaki que transitaba de la tardoadolescencia a la juventud, ese Iñaki que despertaba al mundo en la Facultad de Veterinaria. Pienso en que la vida no era tan mala entonces, aunque sé que es mi mente la que me hace sentir así, porque solo me recuerda lo hermoso de aquellos días, solo las rosas y no sus espinas.  En gran medida deseo volver a esa época, alejada de responsabilidades. Y otra vez la farsa. Porque teníamos, mi hermana y yo, las responsabilidades que no debíamos tener. Pero mi mente me dice que teníamos todo el tiempo del mundo, que solo era necesario despertar cada día para ser felices, que la vida era placentera, y que todo nos era dado por añadidura. Mi cerebro me dice ojalá