Soy hijo ideológico de la República como concepto ético y filosófico. Porque nadie es más que nadie por la cuna o el pesebre en el que nace. Porque los privilegios se deben abolir y quedar sólo el reconocimiento del esfuerzo y la capacidad intelectual. Porque al jefe del Estado le debemos elegir en las urnas y no en los altares. Porque todos somos ciudadanos y ciudadanas al abrigo del Derecho. Reivindico el papel liberador y transformador de la II contra el poder caciquil, eclesiástico y aristocrático. Y clamo por la llegada de la III que nos sitúe en el terreno de la más alta ética y moral humana.
Decidió visitar, un tórrido día de agosto , el que fue su barrio de infancia y juventud. Acudió para recordar aquellos parques en los que aprendió a jugar, aquellos bancos donde besó por primera vez. Iba con la intención de recuperar olores, colores, sabores, sensaciones. Las tiendas, los bares, la farmacia, los columpios, la cancha multiusos. Así, observó desde la calle las ventanas de las dos casas que habitó en aquel barrio. De una de las casas sintió salir a su madre una mañana para no volverla a ver jamás. De la otra, sacaron entre su hermana y él a su padre moribundo para acompañarle en su postrero viaje. Hay un lugar estratégico en el aparcamiento de la calle desde el que se pueden ver las dos casas. Pero a los barrios les ocurre como a las personas; no todas envejecen igual. Y tuvo la certeza de que no se trataba de una sensación trasmitida por la canícula. No. Al barrio le faltaba vida. Y eso se palpa. Eso vio en la transformación de las tiendas de alimentación y de los bar
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