¿Quién nos engañó? ¿Quién nos hizo creer que así era la vida, que así había que vivirla? Desde niños nos dicen que ese es el camino y que así hay que recorrerlo. Pero a mí no me quedan bien los trajes hechos a medida ni las jaulas de cristal de paredes decoradas con paisajes infinitos que me hacen creer en la libertad. Alma libre, espíritu aventurero, nunca entendí de horarios ni rutinas. Siempre tuve el escritorio desordenado y el corazón ajetreado. La vida, nos hacen creer , es trabajar sin otro objetivo que el vellocino de oro llamado finde o weekend, según el nivel de pijismo o coolismo que tengas. Trabajar para crear objetos, servicios o necesidades que consumirá el otro gracias al salario que obtendrá creando objetos, servicios, necesidades que tú consumirás gracias a las horas que trabajas. Y así, esclavos de la sociedad, nos creemos triunfadores porque tenemos el último modelo de TV Led o smartphone, más inteligente que el que lo lleva en el bolsillo. Y así, nos creemos dueños de nuestro destino porque somos capaces de elegir el canal de TV que queremos ver sin que nadie nos diga cual debemos sintonizar , y gritamos "viva la libertad, esto es por lo que lucharon nuestros antepasados toda la vida" ¿Era ésto? ¿Si?
Llevo toda mi vida luchando contra mis certezas y miedos: en el mejor de los casos envejeceremos, y en cualquiera de ellos, moriremos. Y mientras llega el segundo caso, nos pasaremos la vida buscando ¿grandes logros profesionales y económicos? No, la pasaremos creyendo que somos felices porque somos libres de ir al Centro comercial que más nos apetezca para gastar lo que hemos ganado trabajando de sol a sol.
La vida. así contada, no me gusta. La vida que siempre soñé es otra. La vida que anhelo es otra. Como soy ciclotímico, voy y vengo por los sentimientos como el péndulo de un reloj. Pero mi péndulo cada vez tarda más en volver de un lado al otro, y menos del otro al uno.
La felicidad es esa sonrisa , esa caricia, ese beso, esa palabra, que hoy me perdí porque tuve que madrugar e irme a trabajar, para volver a casa cuando ya todas mis ilusiones dormían cada una en su cuarto.
Cumplí, más o menos , todos mis sueños, objetivos , ilusiones. Me queda quizá el más importante. El último, el que engloba a todos los demás.
Dadme tiempo.
La vida he de vivirla llena de sabores, de olores, de sensaciones, libre de rutinas, de obligaciones, de ataduras.
Así me quiero, abrazado al viento que desenreda tu cabello, deslumbrado por la luz del Sol que refleja tu mirada.
Así me quiero, antes de que el tiempo borre mi presencia de la memoria de la tierra.
Así he de vivir así, o no viviré.
Llevo toda mi vida luchando contra mis certezas y miedos: en el mejor de los casos envejeceremos, y en cualquiera de ellos, moriremos. Y mientras llega el segundo caso, nos pasaremos la vida buscando ¿grandes logros profesionales y económicos? No, la pasaremos creyendo que somos felices porque somos libres de ir al Centro comercial que más nos apetezca para gastar lo que hemos ganado trabajando de sol a sol.
La vida. así contada, no me gusta. La vida que siempre soñé es otra. La vida que anhelo es otra. Como soy ciclotímico, voy y vengo por los sentimientos como el péndulo de un reloj. Pero mi péndulo cada vez tarda más en volver de un lado al otro, y menos del otro al uno.
La felicidad es esa sonrisa , esa caricia, ese beso, esa palabra, que hoy me perdí porque tuve que madrugar e irme a trabajar, para volver a casa cuando ya todas mis ilusiones dormían cada una en su cuarto.
Cumplí, más o menos , todos mis sueños, objetivos , ilusiones. Me queda quizá el más importante. El último, el que engloba a todos los demás.
Dadme tiempo.
La vida he de vivirla llena de sabores, de olores, de sensaciones, libre de rutinas, de obligaciones, de ataduras.
Así me quiero, abrazado al viento que desenreda tu cabello, deslumbrado por la luz del Sol que refleja tu mirada.
Así me quiero, antes de que el tiempo borre mi presencia de la memoria de la tierra.
Así he de vivir así, o no viviré.
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