Nunca dije que no espero nada de la vida, porque yo de la vida lo espero todo. Yo salgo cada mañana a llenar mis pulmones de aire y mis ojos de colores
Nunca dije que lo espero todo de las personas, porque yo de las personas no espero nada. Las personas nos dan todo lo que pueden, o quieren, pero yo no lo espero. Me prevengo frente a la desilusión. Ya nadie me defrauda. Nada espero. aun así, la ayuda siempre llega. Pero nada reprocho si nunca llega. Mi ayuda no siempre llegó. No siempre estuve junto a quien me requirió.
No me disgusta la soledad; la soledad que es buscada. Cuando es impuesta , la vida es un martirio. De la vida lo espero todo porque vuelo con red. Siempre fue así, incluso en el infierno. Nunca estuve solo. Empero, no siempre respondo.
La vida nos lo da todo. Nadie debería sufrir innecesariamente. Nadie debería sufrir penuria, ni tristeza, ni soledad. Qué injusto es que unos pocos acaparen. Se puede vivir con poco, pero es imposible hacerlo sin nada. Sin futuro. Sin seguridad. Sin solidaridad.
Y nos venden que todo se consigue con esfuerzo y sacrificio. Y no es cierto. No requiere el mismo esfuerzo el hijo de un banquero que la hija de una prostituta. No necesita el mismo sacrificio la hija de un magnate que el hijo de un rider. Hay mucho de fortuna. Y de encrucijadas. Muchas erróneas. Errores que no se pueden enmendar, que no tienen marcha atrás, pero que nos llevan por un camino. Cada pequeña decisión nos llevará a otra diferente. Muchas veces tomamos un camino por intuición. Al final, podemos llegar al destino o al abismo. Yo tomé muchas: acertadas unas, equivocadas muchas. Con intención algunas, a ciegas otras. Y aquí hemos llegado, a buen puerto. Pero cuantas veces estuve en el filo de la navaja. Ahora contemplo la vida con sosiego, pero con mi red sobre el vacío.
Nunca deseé ser otra persona. Pero añoro las sensaciones de la juventud. Si no me miro al espejo, tengo menos de treinta años. Por eso me encanta estar rodeado de gente joven, para compartir su inocencia, su inexperiencia, sus sueños, sus miedos, para seguir viviendo mi inocencia, mi inexperiencia, mis sueños, mis miedos.
Un día , mi juventud saltó por los aires hecha añicos. Ahora quiero vivir en una eterna juventud, llena de ilusión, de proyectos, de amores, de pasiones. Casi nada es importante, evito complicarme la vida con lo que consideramos problemas dramáticos y no lo son. Solo la vida, que no se puede reemplazar, lo es todo.
Hace tiempo asumí que no sería el mejor en nada. Pero necesitaba no limitarme a una sola actividad en mi vida.
La vida no tiene sentido. Debemos dárselo nosotros día a día.
Nunca dije que lo espero todo de las personas, porque yo de las personas no espero nada. Las personas nos dan todo lo que pueden, o quieren, pero yo no lo espero. Me prevengo frente a la desilusión. Ya nadie me defrauda. Nada espero. aun así, la ayuda siempre llega. Pero nada reprocho si nunca llega. Mi ayuda no siempre llegó. No siempre estuve junto a quien me requirió.
No me disgusta la soledad; la soledad que es buscada. Cuando es impuesta , la vida es un martirio. De la vida lo espero todo porque vuelo con red. Siempre fue así, incluso en el infierno. Nunca estuve solo. Empero, no siempre respondo.
La vida nos lo da todo. Nadie debería sufrir innecesariamente. Nadie debería sufrir penuria, ni tristeza, ni soledad. Qué injusto es que unos pocos acaparen. Se puede vivir con poco, pero es imposible hacerlo sin nada. Sin futuro. Sin seguridad. Sin solidaridad.
Y nos venden que todo se consigue con esfuerzo y sacrificio. Y no es cierto. No requiere el mismo esfuerzo el hijo de un banquero que la hija de una prostituta. No necesita el mismo sacrificio la hija de un magnate que el hijo de un rider. Hay mucho de fortuna. Y de encrucijadas. Muchas erróneas. Errores que no se pueden enmendar, que no tienen marcha atrás, pero que nos llevan por un camino. Cada pequeña decisión nos llevará a otra diferente. Muchas veces tomamos un camino por intuición. Al final, podemos llegar al destino o al abismo. Yo tomé muchas: acertadas unas, equivocadas muchas. Con intención algunas, a ciegas otras. Y aquí hemos llegado, a buen puerto. Pero cuantas veces estuve en el filo de la navaja. Ahora contemplo la vida con sosiego, pero con mi red sobre el vacío.
Nunca deseé ser otra persona. Pero añoro las sensaciones de la juventud. Si no me miro al espejo, tengo menos de treinta años. Por eso me encanta estar rodeado de gente joven, para compartir su inocencia, su inexperiencia, sus sueños, sus miedos, para seguir viviendo mi inocencia, mi inexperiencia, mis sueños, mis miedos.
Un día , mi juventud saltó por los aires hecha añicos. Ahora quiero vivir en una eterna juventud, llena de ilusión, de proyectos, de amores, de pasiones. Casi nada es importante, evito complicarme la vida con lo que consideramos problemas dramáticos y no lo son. Solo la vida, que no se puede reemplazar, lo es todo.
Hace tiempo asumí que no sería el mejor en nada. Pero necesitaba no limitarme a una sola actividad en mi vida.
La vida no tiene sentido. Debemos dárselo nosotros día a día.
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