Cuarenta y cinco veces ha pasado la Tierra por este punto del Universo desde que yo habito en el mundo.
Cuarenta y cinco julios que me han traido hasta aquí. Cuarenta y cinco años de vida vivida pensando que quizá no habrá un mañana que vivir.
Una noche de verano, calurosa como hoy, una mujer arriesgó su vida, como tantas otras madres, para que su hijo comenzara a llorar, y convertirse así en la mujer más feliz del mundo. Mil mujeres me trajeron al mundo, de vida en vida, de beso en beso, de hija en hija.
Media vida de la ya vivida la pasé a su lado, junto a mi padre y mi hermana. Una infancia feliz, una adolescencia dura, y una juventud en el infierno. Mi vida marcada pronto por la muerte, y la propia vida que me empujaba a vivir , lanzado al vacío sin sus alas, para caer en los brazos de aquella que me acompaña desde entonces en esta aventura
!Qué bella es la vida! No querría morirme nunca. Abro los brazos, los ojos, la boca, y me dejo traspasar por el viento que me trae los aromas de la felicidad. Conozco el averno tras visitarlo en varias ocasiones. Y siendo consciente de que mi cuerpo caía sin rumbo me dejaba llevar, hasta el momento en que un chispazo me abría los ojos mientras los suaves brazos del amor me asían de los brazos para llevarme de nuevo a la superficie donde me esperaba la vida, esa que me dió hace cuarenta y cinco años mi madre.
Media vida de la ya vivida la he pasado a su lado, y no hemos terminado el camino. Me recogió siendo un niño, desvalido, huérfano, lleno de pena mas anhelante de ilusiones y sueños. Restañó mis heridas , y nos hicimos nuevas cicatrices en el viaje. Ahora el amor es sereno y maduro, pero añoro aquellas mariposas, aquella sensación de vértigo ante la posibilidad de verla en cualquier rincón de la Facultad. Sé que es el peaje que cobra la vida vivida juntos, y que este amor de ahora es infinitamente más profundo y duradero que aquel. La vida vivida, mi vida, es ahora un remanso de paz, de madurez, de estabilidad, de amor, de felicidad. Conocí el infierno , y con ella he recorrido el camino hasta este edén.
Hace unos dias me preguntaron mis hijas : ¿Por quien te cambiarías ?
Les contesté algo que siempre he pensado, aun en los peores momentos. Mi vida es apasionante, mi vida es el regalo de mis padres, no se la cambio a nadie. Yo quiero vivir mi vida.
Cuarenta y cinco julios que me han traido hasta aquí. Cuarenta y cinco años de vida vivida pensando que quizá no habrá un mañana que vivir.
Una noche de verano, calurosa como hoy, una mujer arriesgó su vida, como tantas otras madres, para que su hijo comenzara a llorar, y convertirse así en la mujer más feliz del mundo. Mil mujeres me trajeron al mundo, de vida en vida, de beso en beso, de hija en hija.
Media vida de la ya vivida la pasé a su lado, junto a mi padre y mi hermana. Una infancia feliz, una adolescencia dura, y una juventud en el infierno. Mi vida marcada pronto por la muerte, y la propia vida que me empujaba a vivir , lanzado al vacío sin sus alas, para caer en los brazos de aquella que me acompaña desde entonces en esta aventura
!Qué bella es la vida! No querría morirme nunca. Abro los brazos, los ojos, la boca, y me dejo traspasar por el viento que me trae los aromas de la felicidad. Conozco el averno tras visitarlo en varias ocasiones. Y siendo consciente de que mi cuerpo caía sin rumbo me dejaba llevar, hasta el momento en que un chispazo me abría los ojos mientras los suaves brazos del amor me asían de los brazos para llevarme de nuevo a la superficie donde me esperaba la vida, esa que me dió hace cuarenta y cinco años mi madre.
Media vida de la ya vivida la he pasado a su lado, y no hemos terminado el camino. Me recogió siendo un niño, desvalido, huérfano, lleno de pena mas anhelante de ilusiones y sueños. Restañó mis heridas , y nos hicimos nuevas cicatrices en el viaje. Ahora el amor es sereno y maduro, pero añoro aquellas mariposas, aquella sensación de vértigo ante la posibilidad de verla en cualquier rincón de la Facultad. Sé que es el peaje que cobra la vida vivida juntos, y que este amor de ahora es infinitamente más profundo y duradero que aquel. La vida vivida, mi vida, es ahora un remanso de paz, de madurez, de estabilidad, de amor, de felicidad. Conocí el infierno , y con ella he recorrido el camino hasta este edén.
Hace unos dias me preguntaron mis hijas : ¿Por quien te cambiarías ?
Les contesté algo que siempre he pensado, aun en los peores momentos. Mi vida es apasionante, mi vida es el regalo de mis padres, no se la cambio a nadie. Yo quiero vivir mi vida.
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