Puede que mañana no gane Pérez Tapias. O puede que sí. En cualquier caso se ha conseguido articular una muy seria alternativa de izquierdas a las políticas seguidistas del neoliberalismo que hasta ahora han imperado. En cualquiera caso se ha conseguido instaurar un debate sobre la devolución del Partido y sus mecanismos de poder a los militantes. Y en cualquier caso , me ha devuelto el orgullo de pertenecer a la familia socialista y la ilusión por oarticipar en un proyecto transformador y emancipador de los ciudadanos/as. Mañana puede que Pérez Tapias no gane ; o puede que sí. Mi corazón lo ha ganado para siempre. Gracias compañero.
Decidió visitar, un tórrido día de agosto , el que fue su barrio de infancia y juventud. Acudió para recordar aquellos parques en los que aprendió a jugar, aquellos bancos donde besó por primera vez. Iba con la intención de recuperar olores, colores, sabores, sensaciones. Las tiendas, los bares, la farmacia, los columpios, la cancha multiusos. Así, observó desde la calle las ventanas de las dos casas que habitó en aquel barrio. De una de las casas sintió salir a su madre una mañana para no volverla a ver jamás. De la otra, sacaron entre su hermana y él a su padre moribundo para acompañarle en su postrero viaje. Hay un lugar estratégico en el aparcamiento de la calle desde el que se pueden ver las dos casas. Pero a los barrios les ocurre como a las personas; no todas envejecen igual. Y tuvo la certeza de que no se trataba de una sensación trasmitida por la canícula. No. Al barrio le faltaba vida. Y eso se palpa. Eso vio en la transformación de las tiendas de alimentación y de los bar
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