Esta semana pasada recibí la confirmación oficial de que estoy de vuelta en mi casa, en mi referente ideológico.
El hecho de recuperar mi militancia socialiste me trae a la memoria infinidad de recuerdos y vivencias pretéritas, y de ilusiones y sueños futuros.
Me afilié a Juventudes Socialistas de Latina en 1985, de la mano de un histórico de la FSM, como era Alejandro Caballero, Allí, en la Agrupación conocí a personas de una altura humana inigualable, como María José Marín Gallardo, Miguel Mendoza Sánchez, José Cepeda, Pedro Barrero,Noelia Martinez Espinosa , Susana Martinez Espinosa y muchos más. Unos meses después me siguió mi hermana, para conocer a quien hoy comparte su vida con ella, Carlos Huidobro.
Fueron años apasionantes, del descubrimiento político, de aprendizaje intenso. Entonces comprobé algo que no ha cambiado, la entrega y dedicación de los militantes de base, de aquellos que nunca saldrán en los carteles pero son los primeros en pegarlos, de aquellos que no darán grandes discursos pero sientan las bases para su elaboración, de aquellos que nunca cobrarán del partido pero dedicarán jornadas enteras a luchar por la transformación de la sociedad.
Ahora nos llaman casta, pero somos la casta de los trabajadores, de los que robamos tiempo a nuestras familias , a nuestros amigos, a nosotros mismos, para mantener a flote esta nave que se llama socialismo democrático.
He vuelto a mis orígenes, al partido que me ilusiona y me reconforta, y del que probablemente no debí marcharme nunca. En él siento que no necesito excusas ni explicaciones para decir que soy socialista, y que defiendo una Sociedad en la que nadie se quede atrás; no necesito dar explicaciones de por qué milito en el Partido Socialista , de por qué he regresado a él cuando algunos lo abandonan . Este Partido desde hace más de un siglo ha contribuido a la transformación de este país como ninguno otro, y eso hace que me sienta orgulloso de la herencia recibida. Desde luego hay luces y sombras como en cualquier organización humana, pero el balance de logros igualitarios y libertarios es muy positivo.
Hoy me he emocionado de nuevo con la victoria del PSOE-A, y solo espero que sea el anticipo del triunfo del progresismo y del socialismo en toda CLM de la mano de Emiliano García-Page Sánchez el próximo mes de Mayo.
El hecho de recuperar mi militancia socialiste me trae a la memoria infinidad de recuerdos y vivencias pretéritas, y de ilusiones y sueños futuros.
Me afilié a Juventudes Socialistas de Latina en 1985, de la mano de un histórico de la FSM, como era Alejandro Caballero, Allí, en la Agrupación conocí a personas de una altura humana inigualable, como María José Marín Gallardo, Miguel Mendoza Sánchez, José Cepeda, Pedro Barrero,Noelia Martinez Espinosa , Susana Martinez Espinosa y muchos más. Unos meses después me siguió mi hermana, para conocer a quien hoy comparte su vida con ella, Carlos Huidobro.
Fueron años apasionantes, del descubrimiento político, de aprendizaje intenso. Entonces comprobé algo que no ha cambiado, la entrega y dedicación de los militantes de base, de aquellos que nunca saldrán en los carteles pero son los primeros en pegarlos, de aquellos que no darán grandes discursos pero sientan las bases para su elaboración, de aquellos que nunca cobrarán del partido pero dedicarán jornadas enteras a luchar por la transformación de la sociedad.
Ahora nos llaman casta, pero somos la casta de los trabajadores, de los que robamos tiempo a nuestras familias , a nuestros amigos, a nosotros mismos, para mantener a flote esta nave que se llama socialismo democrático.
He vuelto a mis orígenes, al partido que me ilusiona y me reconforta, y del que probablemente no debí marcharme nunca. En él siento que no necesito excusas ni explicaciones para decir que soy socialista, y que defiendo una Sociedad en la que nadie se quede atrás; no necesito dar explicaciones de por qué milito en el Partido Socialista , de por qué he regresado a él cuando algunos lo abandonan . Este Partido desde hace más de un siglo ha contribuido a la transformación de este país como ninguno otro, y eso hace que me sienta orgulloso de la herencia recibida. Desde luego hay luces y sombras como en cualquier organización humana, pero el balance de logros igualitarios y libertarios es muy positivo.
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