Fue un veintinueve de junio, como hoy.
Fue de noche, cuando ya cerraban ,en el bar Cardenal, de Madrid.
Y aunque aun no lo sepas, te besaré
Miraba moverse tus labios, e intuía que me estarías hablando. Me armaba de valor y decía : ahora.
Pero el miedo me hacía ponerme a hablar, mientras pensaba en armarme de valor en un rato, cuando dejara de divagar.
Y aunque aun no lo sepas, te besaré.
Pero no aún. Estabas tan bonita bebiendo, y yo pensaba quien fuera el filo de ese vaso para estar entre tus labios.
Y aunque aun no lo sepas.
¿Y si no quiere?
Fumabas de vez en cuando, y me hipnotizaba ese gesto tuyo tan natural de llevarte el cigarrillo a la boca; y yo deseaba ser ese pitillo entre tus labios.
Hablabas tú, y si no era yo el que hablaba. ¡ Que no se rompa esta magia, que no acabe este momento!. Si supieras lo que te he mirado a escondidas, mientras hablabas con tus amigos en la facultad. Si supieras lo que he soñado con este momento, mientras bromeaba contigo en las prácticas. Si supieras que conozco cada gesto de tus manos, si supieras que oigo tu voz en el silencio de mi vida.
Si supieras que he ido a clase solo buscando hacerme el encontradizo. Si supieras que me muero por besarte, que me muero de vergüenza si giras la mirada y tus ojos se cruzan con los míos.
Tiene que ser hoy. Tiene que ser ella. Ahora que está hablando, que baja un momento la mirada. Ahora que ha dejado la copa en la barra, cuando vuelva la cara, aunque aun no lo sepa, la besaré.
Y te besé. Te besé. Y te volví a besar. Pero también, bendita alegría, me besaste. Y me besaste. Y me volviste a besar. Durante media vida ya.
Si supieras que me vas a rescatar del infierno; ay , si supieras , que la vida volverá a brotar entre tus brazos; si supieras, si hubiéramos sabido, que la travesía estaría llena de minotauros, de sirenas hechiceras, de cíclopes: Si hubiéramos imaginado que el dolor nos fundiría en el deseo.
Te habría dicho esa noche que durante media vida me despeñaría muchas veces por profundas simas infinitas, de las que saldría asido a tus abrazos, tirando de cuerdas creadas con mis lágrimas y tus besos.
Media vida después, te beso. Y este beso, es aquel beso. El sabor de tus labios es el de aquellos labios.
Te cojo de la cintura, y mis manos son aquellas manos, asiendo aquella cintura. Te beso en los callejones de la calle Almendro, en la Cava; aparto con mi mano el mechón de pelo que cae sobre tu mejilla, para acercar así tu boca a la mía, y es aún aquella boca tuya ,aquel momento detenido en el fulgor de las estrellas de tu barrio o del mío.
No teníamos nada, y lo teníamos todo. Por eso me río cuando el miedo de ahora te hace decirme "qué será de nosotros si perdiéramos todo". Y te respondo que tú eres todo; podemos perder lo demás, la casa, el trabajo, el dinero, pero eso no es nada, ante tú y yo, que lo somos todo.
No teníamos nada, pero teníamos sueños llenos de ilusiones, toda esta media vida que ha pasado, esta media vida que teníamos por delante.
Ahora podría decir que he sido muy feliz, o que discutimos hasta la ruptura; podría decir que te amé, tras odiarte infinitamente. Podría decirte que fui injusto contigo, o que no supe apreciar lo que tenía y perdía en un segundo. Podría decirte que no teníamos nada, y sin embargo lo teníamos todo a la vez.
Pero cualquiera de estas afirmaciones se me quedarían corta. Creo que soy más honesto , si te digo que contigo he sido. Contigo he vivido, y le he dado sentido a esta vida, a la vida de aquel niño que encontraste roto en el camino del dolor.
Si me fui, te quedaste. Si rompí tu corazón, esperaste pacientemente a que cicatrizara la herida. No pienses que yo te he enseñado el camino. No. Tú me has enseñado a ser hombre. Tú has domesticado al indómito. Has llenado mi vida, y lo sé, porque si imagino un solo instante sin ti, mi pensamiento se detiene, porque no sabe seguir si no estás tú en él.
Ahora, aquí escribiendo deslabazadamente, sin guión, sin saber a donde me llevan mis palabras, no paran de venir a mi mente recuerdos de esta media vida contigo, que no es media, sino entera.
¿Te acuerdas de las meriendas en tu barrio? ¿Y de los amores furtivos en el Parque del Oeste en pleno invierno, amándonos bajo jerseis y abrigos?
¿Te acuerdas de la casa de mi abuelo? ¿Y de nuestras primeras vacaciones juntos? ¿ Te acuerdas de mis llamadas desde la cabina pública, moneda a moneda, con mis perras ya aburridas a mis pies?
¿Te acuerdas de nuestro primer coche? ¿Y nuestra primera casa?
Espero que algún día seas capaz de perdonarme; daría todo lo que más amo porque no hubieras sufrido ni un minuto junto a mí. Jamás tendré vida suficiente para agradecerte que tuvieras la paciencia de un orfebre para moldear nuestro amor y mi rebelde carácter. Agradecerte que tuvieras la paciencia de esperar a que madurara mínimamente.
Media vida a tu lado. Y de nada de lo conseguido prescindiría. Pero lo más importante de esta vida, es , precisamente, eso. La vida. La vida que creaste, que gestaste. Todo este viaje, todo este diseño de vida, todas estas ilusiones , todos los sueños, los sinsabores, los dolores. Todo nuestro amor, se concentra en dos pequeñas mujeres que son el reflejo de aquel beso que me atreví a darte, y que nos ha traído hasta aquí.
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