Me pusieron en los brazos tu minúsculo cuerpo recién llegado. Tu rostro se me hizo borroso al otro lado de mis lágrimas. La habitación, como el mundo, se llenó de luz, e imaginariamente te alcé al cielo, sintiendo que la vida me devolvía la vida, para derrotar a la muerte para siempre, para siempre. Nos faltaron dieciocho dias; "le hablaré de tí , papá, sabrá quien eras, le contaré cosas de tí y de mamá ".
Así me diste la luz; en aquella habitación "doce de Agosto", el día de la virgen de Orduña y San Víctor ( o Victoria Isabel , que más da ). Me dijiste ya el primer día, que no me sentiría indeferente ante tu vida.
En mis manos tenía la flor más delicada, frágil en apariencia, mas eterna desde la raíz. Naciste mujer, hija de mil mujeres que te llevaron hasta mí,y, así es la eternidad , me conducirás a través de las estrellas de luz hasta el edén.
Aun no sabías quien eras, y ya te posaste en mi corazón, llenando mi cuerpo de tu luz. Acaricié tu suave piel con mis dedos, rocé tu cara con mis labios, viajamos fugaces por los sueños. Llueve a través de la luz de tu mirada, lágrimas mías que no cesan. He sufrido mucho, quedamente, sin decírselo a casi nadie. Pero ya acabó, ya nada temo, ya no hay dolor que no puedas curar, ya no hay oscuridad que tu luz no pueda iluminar.
Ahora estoy de nuevo abrazado a ti, ocho años después. No distingo si es mi corazón o el tuyo el que late, tan aferrado estoy a tí. Duermes en tu cama, y no puedo dejar de mirarte, de olerte, de sentirte. Sé que vivo porque te oigo decir mi nombre cuando me llamas a lo lejos, sé que existo cuando me miras y te ries, cuando siento tu mano coger la mía paseando por la calle. Y tú, tú eres mi pensamiento, y la última flor que habré amado en esta vida.
Me abandonas, me estás abandonando desde el día en que llegaste a nuestras vidas; yo amo cuanto me está abandonando. Cuando llegue ese día, me abrazaré a tu madre, hundiré el rostro en su pecho , para que no me veas llorar.
( Inspirado en el libro "Cecilia" de Antonio Gamoneda ")
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