Son hitos que nos marcamos las personas para marcar los recovecos de nuestras vidas desde tiempo inmemorial. Hoy la vestiremos de princesa y será el día mas importante de hasta ahora su corta vida. Qué importan hoy mis no creencias , si lo que de verdad importa es su cara de ilusión. Son niñas y deben seguir con sus sueños; me ha dicho muchas veces que no quiere crecer, y no me extraña. Un día, mi gran amigo Jaime Mariño me explicó la filosofía de vida de otro amigo deportista; me dijo que el deporte te enseña a perder, porque la vida es basicamente perder. Pierdes la infancia, la juventud, despues los padres y amigos, y por fin , acabas perdiendo tú mismo la partida. Por eso quiero aferrarme a cada sentimiento de mi vida, y perder cuanto más tarde mejor su infancia. Pero dias como hoy me van avisando de que mi derrota se avecina. La vida...... ( vámonos de Comunión
Decidió visitar, un tórrido día de agosto , el que fue su barrio de infancia y juventud. Acudió para recordar aquellos parques en los que aprendió a jugar, aquellos bancos donde besó por primera vez. Iba con la intención de recuperar olores, colores, sabores, sensaciones. Las tiendas, los bares, la farmacia, los columpios, la cancha multiusos. Así, observó desde la calle las ventanas de las dos casas que habitó en aquel barrio. De una de las casas sintió salir a su madre una mañana para no volverla a ver jamás. De la otra, sacaron entre su hermana y él a su padre moribundo para acompañarle en su postrero viaje. Hay un lugar estratégico en el aparcamiento de la calle desde el que se pueden ver las dos casas. Pero a los barrios les ocurre como a las personas; no todas envejecen igual. Y tuvo la certeza de que no se trataba de una sensación trasmitida por la canícula. No. Al barrio le faltaba vida. Y eso se palpa. Eso vio en la transformación de las tiendas de alimentación y de los bar
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