Una Noche de Reyes tuvimos uno de nuestros mejores regalos, nuestra nueva casa. Una noche como la de hoy, hace 15 años, nos vinimos a vivir a Numancia. Comenzamos a ser algo más que un proyecto, empezamos a ser una familia ; una noche como la de hoy, o quizá alguna de las siguientes, en una noche de amor, de plenitud, comenzó a gestarse la que unos meses después se convertiría en nuestro sueño más preciado, la nueva reina de la casa. Numancia nos ha dado mucho de lo que hoy somos; en esta casa hemos echado raíces, y Numancia nos ha permitido conseguir más de lo que nunca hubiéramos soñado. Aquí hemos conocido gente maravillosa, y , sin duda, hemos crecido como personas. Y, por supuesto, aquí han "nacido" las dos personas más importantes de mi vida. Aquí se han hecho realidad mis sueños, y aquí he descubierto lo que siempre supe : hasta la última estación de este viaje iré con aquella a la que amo desde hace veinticinco años.
Decidió visitar, un tórrido día de agosto , el que fue su barrio de infancia y juventud. Acudió para recordar aquellos parques en los que aprendió a jugar, aquellos bancos donde besó por primera vez. Iba con la intención de recuperar olores, colores, sabores, sensaciones. Las tiendas, los bares, la farmacia, los columpios, la cancha multiusos. Así, observó desde la calle las ventanas de las dos casas que habitó en aquel barrio. De una de las casas sintió salir a su madre una mañana para no volverla a ver jamás. De la otra, sacaron entre su hermana y él a su padre moribundo para acompañarle en su postrero viaje. Hay un lugar estratégico en el aparcamiento de la calle desde el que se pueden ver las dos casas. Pero a los barrios les ocurre como a las personas; no todas envejecen igual. Y tuvo la certeza de que no se trataba de una sensación trasmitida por la canícula. No. Al barrio le faltaba vida. Y eso se palpa. Eso vio en la transformación de las tiendas de alimentación y de los bar
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