Hoy se juega el último partido oficial en el Calderón, y es muy bonito que sea contra el Athletic, cuyos seguidores en Madrid fundaron aquel Athletic Club de Madrid a principios del siglo XX.
No he podido ir , pero los recuerdos son innumerables.
Cuando era niño, mi padre conocía a un empleado del Calderón, y nos colaba cuando jugaba el Athletic: teníamos que estar en una de las puertas donde él estaba , y esperar una señal con la mirada para entrar a la carrera. Eran tiempos sin tornos ni entradas numeradas.
Otras veces me llevaban Miguel Cartier Moreno y Miguel Angel Cartier Miguel con el abono de algún familiar , no lo recuerdo bien. Pero sí recuerdo el ambiente y el olor a césped y puro. Tiempos de Arteche y cía.
Y por último, el recuerdo más emocionante y triste a la vez. Estaba mi padre ingresado ya en paliativos y jugada el Athletic aquí. Hablé con Ignacio Molina Angulo y nos fuimos a verlo. Un partido infumable, 0-0 , pero que nos quedó como símbolo de aquella negra semana.
Hoy es la primera vez que no voy al Calderón desde que murió mi padre hace once años.
Pero es por una gran causa que también compartiría mi padre.
Decidió visitar, un tórrido día de agosto , el que fue su barrio de infancia y juventud. Acudió para recordar aquellos parques en los que aprendió a jugar, aquellos bancos donde besó por primera vez. Iba con la intención de recuperar olores, colores, sabores, sensaciones. Las tiendas, los bares, la farmacia, los columpios, la cancha multiusos. Así, observó desde la calle las ventanas de las dos casas que habitó en aquel barrio. De una de las casas sintió salir a su madre una mañana para no volverla a ver jamás. De la otra, sacaron entre su hermana y él a su padre moribundo para acompañarle en su postrero viaje. Hay un lugar estratégico en el aparcamiento de la calle desde el que se pueden ver las dos casas. Pero a los barrios les ocurre como a las personas; no todas envejecen igual. Y tuvo la certeza de que no se trataba de una sensación trasmitida por la canícula. No. Al barrio le faltaba vida. Y eso se palpa. Eso vio en la transformación de las tiendas de alimentación y de los bar
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